Vivir en la pintura. Arte español en la Colección Carmen Thyssen
Del 5 de abril al 25 de septiembre 2023

Estas palabras de la baronesa Carmen Thyssen sintetizan la fascinación privada por un arte vivido desde la emoción y la experiencia sensorial, que las obras de su colección revelan también públicamente a quien las contempla. Si, como decía el filósofo Walter Benjamin, el coleccionista parece ver a través de los objetos de su colección, el espectador, al contemplarlos sin poseerlos, lo hace al revés, deseando descubrir al coleccionista oculto tras sus tesoros.
Con más de cuarenta pinturas, esta exposición invita al visitante a adentrarse en ese juego de espejos, que le mostrará una búsqueda apasionada de la belleza en la naturaleza y en la intimidad de lo cotidiano, a través de más de un siglo de arte español, en el que Carmen Thyssen ha centrado su mirada en géneros tradicionalmente considerados «menores», como el paisaje y el costumbrismo, escenario, sin embargo, de la exploración más vívida del mundo por parte de innumerables maestros modernos.
Heredera y continuadora, pero también complementaria, de las líneas temáticas y cronológicas que desde sus inicios en las primeras décadas del siglo xx definieron la colección Thyssen-Bornemisza, la de la baronesa, formada a partir de un extenso conjunto de obras legadas por su esposo, el barón Hans Heinrich (1921-2002), es, sobre todo, reflejo fidedigno de los gustos de su propietaria. Así, desde finales de los años ochenta, Carmen Thyssen ha reunido una colección reconocible hoy por su marcada personalidad. En ella, la reivindicación del arte español, y sobre todo de la pintura catalana y andaluza de los siglos xix y xx, ocupa un lugar muy destacado y le otorga su singularidad.


Al recorrer esta exposición, la mirada se cruza también en el tiempo con la de todos los propietarios anteriores de las obras, coleccionistas, marchantes, artistas y aficionados a las bellas artes que tuvieron la fortuna efímera de disfrutar de ellas en la intimidad de sus residencias, galerías y estudios. Que estas experiencias no quedaran encerradas en ese ámbito privado ha sido siempre una aspiración de los sucesivos propietarios de la colección Thyssen-Bornemisza, y exposiciones como ésta cumplen ese deseo de compartir la pasión de una vida rodeada de arte.
Evocación y realidad
Del romanticismo a los albores de la modernidad
Confrontando la mirada desde la Estepona de 2023 con la naturaleza virgen que en este mismo lugar pudo contemplar, a mediados del siglo xix, el pintor alemán Fritz Bamberger, autor de la vista que abre esta exposición, comienza un itinerario artístico bajo el signo de una búsqueda incesante de renovación. Los cincuenta años de arte español que repasa esta primera sección parten, así, de una realidad evocada, reelaborada por la imaginación del pintor, hasta llegar, pasando por diversas experiencias naturalistas, a la libertad creativa que anticipa la ruptura de las vanguardias.
La naturaleza romántica, envuelta en un halo de ensoñación, de luces cálidas y ambiente sobrecogedor de Bamberger y Eugenio Lucas Velázquez, dará paso a un tímido naturalismo en Lluís Rigalt, Ramon Martí Alsina o Modest Urgell, anunciador de una preocupación creciente por representar con fidelidad y verismo atmosférico la realidad vista. En esos primeros tanteos realistas, la estancia de Mariano Fortuny en Marruecos marca un impulso inédito y una gran novedad, en una pintura saturada de la intensa luz norteafricana y de pincelas ágiles y vibrantes.
Los contactos frecuentes de los artistas españoles con un París que se convierte en centro de irradiación de la modernidad hacia toda Europa permitirán una introducción paulatina de las experiencias impresionistas, tentativas aún en Eliseu Meifrèn, pero que trazan el camino hacia la pintura al aire libre que Joaquín Sorolla llevará a una cumbre internacional para el arte español.


En Cataluña, la apuesta más decidida por lo nuevo irrumpe con Ramón Casas y Santiago Rusiñol, con el realismo sobrio que pintan en París y con los estudios de luz solar que hacen en Barcelona y Sitges, en cuadros donde la propia pintura se convierte en protagonista por encima del tema representado, anunciando un arte libre que las siguientes generaciones consolidarán.
Más allá del realismo, en la frontera con las primeras vanguardias, Joaquim Mir convierte los acantilados de Mallorca en un delirio colorista, de pinceladas que parecen resbalar por las paredes y que, superando definitivamente la visión naturalista, inciden en la expresión y en una percepción profundamente emocional del paisaje.
Renovación y vanguardia
Del noucentisme al arte pop
El conjunto de pinturas que conforma esta sección revela los gustos de Carmen Thyssen como coleccionista: su preferencia por determinados géneros, como el paisaje o la naturaleza muerta, y por las corrientes plásticas más coloristas, avanzadas y cosmopolitas.
Iniciamos el recorrido por algunas obras señeras del noucentisme, tendencia artística reformista que surgió en Cataluña en los primeros años del siglo xx. Su ideario, una síntesis de clasicismo y modernidad, promovía la unión armónica entre hombre y naturaleza. De Joaquim Sunyer, su más distinguido pintor, se muestra Mediterráneo, una pieza fundacional del movimiento.
París fue el principal referente para los artistas españoles más modernos en las primeras décadas del siglo pasado, fundamental para el impulso de sus respectivas carreras. En un ambiente mediatizado por la irrupción de las vanguardias, la pintura se tornó decididamente antiacadémica y siguió sus propias normas. Se trataba del triunfo de la subjetividad en una pintura desposeída de la lección moral. Esa nueva sensibilidad estética se adivina en las diferentes propuestas de Josep de Togores, Francisco Iturrino, Celso Lagar, Pere Torné Esquius, Francisco Bores o Josep Amat.
Un vector destacado en la renovación plástica española fue Dau al Set. Frente a la generalizada atonía del panorama artístico nacional durante el franquismo, creadores como Modest Cuixart, Antoni Tàpies o Joan Ponç propusieron una original manera de representar el mundo, a través de un lenguaje dominado por la magia y el simbolismo.


Asimismo, en la exposición encontramos la pintura contundente del mítico conjunto de artistas agrupados en Madrid bajo la denominación de El Paso. La vanguardia informalista más radical de los años cincuenta encarnada en las creaciones de Luis Feito y Antonio Saura.
En este ambiente tan avanzado, hallamos otras interesantes individualidades, el amor a la materia y el lirismo de Ràfols-Casamada, la pintura experimental de Antoni Clavé o el dispar grupo de piezas firmadas por tres magníficas artistas figurativas: Amalia Avia, María Antonia Dans y Menchu Gal. Por último, el arte pop representa la veta lúdica del arte que tanto interesa a Carmen Thyssen. Las obras de Eduardo Úrculo y Antonio de Felipe ponen el énfasis en la voluptuosidad de las formas o en el carácter gráfico de la cultura de masas.