Exposición organizada por la FUNDACIÓN ZULOAGA con la colaboración del Ayuntamiento de Estepona
INTRODUCCIÓN
Desde comienzos del siglo XIX la familia Zuloaga ha venido comprando libros, armas, artes decorativas, pintura y escultura. En un principio esta colección tuvo la finalidad de inspirar las nuevas creaciones de esta saga de artistas, pero desde hace siglo y medio algunas de estas piezas fueron mostradas al público; primero en la torre Kontadorekua de Eibar y después en los museos Zuloaga de Zumaya y Pedraza. Desde finales del siglo XX la familia viene organizando exposiciones y desde hace unos años a través del proyecto “Arte para todos” la Fundación Zuloaga organiza grandes exposiciones y otras itinerantes por toda España.
Con esta muestra de temática femenina rendimos homenaje a las mujeres que vienen contribuyendo a la formación, preservación y divulgación de dicha colección. Un discurso expositivo en el que mostramos la labor coleccionista de los miembros de la familia a través de una selección de artistas que en los últimos siete siglos han plasmado distintos ámbitos de la situación social de las féminas.
ANTIGUO RÉGIMEN
Desde la Antigüedad, la Biblia y los textos filosóficos más influyentes han justificado la discriminación de las mujeres. Una subordinación algo atenuada por la figura de la Virgen María y las santas, temas femeninos de las artes. En la Castilla del siglo XIII, las ‘Siete Partidas’ del rey Alfonso X ‘el sabio’ brindaron una legislación algo menos gravosa. Desde 1789, la Revolución francesa frustró las esperanzas de las mujeres que lucharon por ella; y el Código de Napoleón provocó un retroceso en todos los países a los que inspiró.
Durante el siglo XIX los avances en los derechos políticos no se extendieron a las mujeres, pues los sindicatos decidieron sacrificar sus derechos laborales en favor de los trabajadores. Aun así, las europeas buscaron medios sutiles de ir ganando espacios de libertad.
LOS AVANCES SOCIO POLÍTICOS
En el siglo XIX las creaciones literarias, musicales y artísticas crean mitos de libertad sexual como Carmen, Madame Bovary o la Olympia de Manet. Haciendo de precursoras del movimiento sufragista, en tanto que muchas burguesas comenzaron a salir solas, educarse y desempeñar trabajos. A partir de 1906 comienzan algunas europeas a poder votar; tendencia que se acelera tras el fin de la Primera Guerra Mundial, pues millones de mujeres desempeñaron trabajos masculinos además de cuidar de sus hogares.
Paradójicamente, en 1931 la Segunda República española permitió que algunas mujeres pudieran ser elegidas diputadas; pero no permitió votar al conjunto de las españolas hasta dos años después. En Francia las mujeres no consiguieron votar hasta 1946. En el arte, durante el siglo XX eclosionan las mujeres artistas, ampliándose también la iconografía sobre la mujer.
ACERCÁNDONOS A LA IGUALDAD
La lucha por la igualdad política ha seguido en Europa hasta fechas recientes: las suizas no votarían hasta 1971 y las mujeres de Liechtenstein hasta 1984. En tanto que la presencia de féminas en órganos de gobierno no se ha ido normalizando hasta entrado el siglo XXI. En otros ámbitos de poder, como el de los altos cargos de las empresas, la mujer mantiene todavía un papel secundario. La mayor conciencia social contra la discriminación ha ido normalizando la presencia de la mujer en muchos ámbitos y sensibilizando hacia la violencia ejercida en los ámbitos familiar y profesional. A esta mejora contribuye la presencia de mujeres en el ámbito de la judicatura, la educación, los medios de comunicación y las artes. Siendo ya mayoría entre las directivas de instituciones museísticas y cargos públicos culturales.
LAS ETAPAS DE LA VIDA DE LA MUJER
Durante la mayor parte de la historia el estereotipo de mujer adulta y bella acaparó la iconografía artística; pues era la figura asociada a la Virgen María, las santas y las damas de la aristocracia. En el siglo XIX la alta burguesía pasó a ser el principal mecenas de los artistas. A pesar de la fotografía, algunos solicitaron que se les pintara a sus hijos y se dibujase a sus muertos (algo más usual entre los propios artistas). La creciente independencia económica de la mujer burguesa adinerada y su asertividad social, propiciaron que un creciente número de mujeres adultas y ancianas demandaran ser retratadas. Ignacio Zuloaga y otros pintores regeneracionistas representaron a las ancianas como guardianas de las identidades locales.
MUJERES FAVORECIDAS Y DESFAVORECIDAS
Hasta entrado el siglo XIX fueron inusuales los retratos de mujeres desfavorecidas, figurando en paisajes o cuadros costumbristas. Las retratadas solían ser damas adineradas, a menudo posando en su espacio de sociabilidad: el salón. La mujer en busca de su independencia es representada por los artistas paseando sola o incluso usando ropas masculinas.
El mito de Carmen y el gusto por el orientalismo propiciaron la iconografía sobre algunas marginadas, como el caso de las gitanas. En las ciudades, la proliferación de prostitutas y mujeres ‘mantenidas’ favoreció que se las pintara en ambientes mundanos, así como la proliferación del desnudo femenino. Los trajes típicos de las campesinas y pescadoras y su forma de vida fueron adoptados como símbolos de identidad nacional por algunos pintores de finales del siglo XIX, que les pintaron trabajando.
VESTIDAS Y DESNUDAS
El vestido de la mujer ha sido, junto con sus joyas, los elementos más visibles de su estatus social y el de su marido. Por ello la representación artística viene recogiendo cuidadosamente algo tan simbólico; tanto en la gran dama, como en la aldeana, la prostituta o la mendiga. Desde mediados del siglo XIX el creciente laicismo y relajación de costumbres permitieron que las figuras desnudas (casi exclusivamente de mujeres) dejaran de ampararse en escenas bíblicas o mitos griegos. Además, la proliferación de prostitutas facilitó a los artistas abundantes modelos con las que producir unos cuadros eróticos para los que había una considerable demanda. Ya en el siglo XX algunas mujeres valientes deciden que quieren ser recordadas mostrando su desnudez, como un gesto de libertad de opción.
SANTAS Y VÍRGENES
Las santas y las múltiples advocaciones de la Virgen María han sido el principal asunto del arte sobre las mujeres hasta entrado el siglo XIX. Aunque el objetivo principal era animar a la oración, propiciando la concentración del cristiano, las figuras a menudo estaban revestidas de unos hábitos ajenos a la época y condición social del personaje en cuestión.
Como en otras sagas coleccionistas de religión católica, los Zuloaga desde el siglo XIX han venido coleccionando una amplia iconografía religiosa unas veces siguiendo el gusto de la época y otras como forma de salvaguardar el patrimonio.
LAS ZULOAGA
Desde tiempo inmemorial, las esposas, madres y abuelas han sido las recolectoras y transmisoras de las historias y tradiciones familiares. Este ha sido el caso de la familia Zuloaga, en la que – además – algunas mujeres no solo han contribuido a la conservación y divulgación de la colección familiar; también han sido protagonistas de las adquisiciones, llegando a formar colecciones propias. En esta sala aparecen retratadas algunas de ellas desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. Como ejemplo de colecciones femeninas, mostramos piezas de algunas de las colecciones de Valentine Dethomas, esposa de Ignacio Zuloaga y apasionada coleccionista con su propio gusto y recursos.